“Si sabemos quienes sois. Sois los mismos que los del año pasado. Si una compañera vuestra ha venido a mi despacho y me lo ha dicho”. Con estas palabras, no llamó la atención hace un par de semanas la profesora de Estructura Social, Ana Martínez. Todo ocurrió después de que nos pusiera una película y que todo el mundo, y digo todo el mundo refiriéndome a la mayoría de la clase, estuviera hablando. El “mosqueo” fue considerable y sobre todo entendible, la clase estaba mostrando un comportamiento que no era propio de la universidad. Pero lo que bajo ningún concepto es entendible, es que nos cataloguen y nos echen la culpa sólo a aquellos y aquellas que nos sentamos en la parte trasera de la clase. Somos muchos (la mayoría chicos) por lo que se nos oye más que a los demás, pero lo cual no quiere decir que el resto de la clase no hable y comente, porque lo hacen, y en ocasiones, tanto o más que nosotr@s.
Hoy la profesora ha intentado hacer una “especie de práctica” y digo especie porque su contenido y forma ha tenido, en mi opinión, muy poco de didáctico. Escribiendo en un papel nuestras dudas y haciéndoselas llegar “físicamente”, como ella misma se ha encargado de enfatizar, a aquellas personas que creyéramos que nos las podían solucionar, el resultado ha sido que la gran mayoría ha hecho llegar sus cuestiones a la gente de la parte delantera. Su objetivo era claro: concienciarnos de que atrás no nos estamos enterando de nada y que es el resto de la clase, y sobre todo los que se sientan delante, los que realmente atienden y prestan atención. PARA NADA. Que nos sentemos atrás y que hablemos no quiere decir que no llevemos al día la asignatura.
Lo mejor de la clase ha venido cuando la profesora ha dicho textualmente que “la gente de atrás pisotea al resto”. Me parece muy grave hacer esa afirmación. Nadie pisa a nadie y así lo hemos expresado en voz alta para ser bien escuchados. Se ha creado entonces un debate en el que se trataba de valorar cual era la visión del resto de la clase hacia nosotr@s. Nadie ha protestado contra nosotros, ni siquiera esa persona que fue por la espalada y como los chivatos y fulleros a hablar con la profesora. No ha dado la cara. En esas estábamos cuando una alumna ha salido en nuestra defensa diciendo que ella se “había acercado a nosotr@s y somos personas con las que se puede hablar”. ¡Faltaría más! No somos monstruos. Creo que la profesora ha creado un debate artificial sobre lo que ocurre realmente en clase. Entiendo que “desde su visión de socióloga y antropóloga con más de 20 años de experiencia “ pueda valorar la situación mejor que cualquier otro profesor/ra, pero lo está exagerando muchísimo y generando un conflicto social, como ella lo llama, que realmente no existe. Si no hay temas para debatirlos en clase, no se deben inventar otros para hacerlo.
Personalmente me siento MUY AFORTUNADO de haber coincidido en clase con toda esta gente y de poder haberlos conocido, y no me refiero sólo a los del grupo de atrás, sino a la gran mayoría. Creo que somos un grupo con unas cualidades, capacidad de trabajo y ganas que ya las quisieran muchas clases de otras carreras, por algo ha dicho la profesora que somos una clase famosa en la universidad. ¡Y a mucha honra! La diferencia es que nosotros creemos que a la universidad no sólo se va a aprender, sino también a relacionarse y a pasárselo bien. Y le joda a quien le joda, nosotros lo hacemos. Otros, sencillamente, no encuentran la manera.
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